martes, 3 de febrero de 2009

LOS PROBLEMAS DEL PODER


Para comenzar esta pequeña reflexión es importante definir ¿Qué es el poder? Éste puede ser definido como la capacidad de influir en las personas; también se podría decir que es la manera de cómo los líderes extienden su influencia sobre los demás para el logro de sus objetivos, pero de una forma más literal el poder se puede definir como “la capacidad de un individuo o grupo de individuos para modificar la conducta de otros individuos o grupos en la forma deseada y de impedir que la propia conducta sea modificada en la forma en que no se desea".

El ser humano tiene el poder de pensar, pero muchos no lo hacen correctamente. El acto irreflexivo y espontáneo sustituye a la razón, por eso la razón no siempre esta ahí donde está el poder. El poder es un arma de doble filo en manos de quien no ha hecho un inventario honesto de sus virtudes y desgracias, lo cual puede conducir con suma facilidad al engaño.

Un técnico se convierte en experto y un mediano profesional en sabio doctor, el alcalde se cree dueño de la cuidad; el presidente, patriarca del Estado y de la República; y el ministro, el director, el decano: señores de su heredad, en su feudo.

El poder aísla y va cubriendo a sus víctimas de una coraza de desconfianza en los demás, aunque no le sirva para ocultar a la sociedad de sus temores y desatinos.

La sabiduría y el poder cuando no andan juntos producen mayores desgracias. El poder ejercido por el hombre es decisión y consulta, firmeza y comprensión; capacidad y enseñanza; aprendizaje y aceptación. No es dualidad, arrogancia, mandato, ineptitud.

La finalidad, el objetivo primordial del poder es privilegiar a la comunidad, a la sociedad donde esta siendo ejercido; de otra forma se escapa, se pierde irremediablemente.

Por último, el poder por si solo no es malo, el problema es que cuando se llega y se tiene en las manos no se quiere soltar, es decir que quien lo ejerce se olvida de quien o quienes lo han llevado ha obtener ese poderío; y es ahí en donde se encuentra el gran dilema, porque a partir de ahí se inician las injusticias sociales. Así como el ser humano es dialectico ante la dinámica social, así también el poder no debe concentrarse en una sola persona, o en un solo grupo por tiempo ilimitado, sino que también debe de cambiar, debe de transformarse, debe de existir una total y sustancial alternancia dentro de quienes ejercen el poder público, económico y político, para poder generar un impacto positivo dentro de las sociedades.

Br. Lucía Sánchez
Es Estudiante de Derecho de la Universidad de El Salvador

No hay comentarios: